Vivir con Diabetes

Para la familia y los cuidadores

La diabetes tipo 1 no sólo afecta al paciente, también la sufre su entorno más cercano. La familia es el entorno, es el estilo de vida, la que te enseña a comer, la que indica los hábitos más o menos saludables. A la familia se le debe ayudar con educación, apoyo médico, psicológico, tecnológico, porque si funciona, las personas con diabetes, ya sean jóvenes o adultos, estarán mejor.

Con planificación y preparación, se puede volver a la vida diaria y reanudar actividades de rutina. Puede ayudar a que la actividad física forme parte de todos los días. Puede crear un plan de alimentación equilibrado para su ser querido, uno con el que todos puedan vivir. La diabetes no puede impedir que su ser querido haga lo que quiera o logre sus metas más altas. Hay atletas olímpicos con diabetes, así como jugadores de fútbol profesional, políticos, actores y directores ejecutivos. Un cuidador puede hacer mucho para asegurarse de que las personas que ama prosperen mientras controlan su diabetes.

Específicamente, si es un hijo/hija el que debuta, el papel de padre/madre será principalmente el de ayudarle a adquirir las habilidades necesarias para manejar la diabetes algún día por sí mismo, apoyándolo y educándolo en la condición, enseñándoles a mantener una actitud positiva en momentos frustrantes, evitando reacciones de alarma ante niveles muy altos o bajos de glucosa, evitando una mentalidad de dietas restrictivas, animando al niño/a a mantenerse activo y educando en la condición a familiares, amigos y profesores.

Es importante considerar para el cuidador que nadie hace todo “bien”. El cuidado de la enfermedad crónica de un hijo implica una gran responsabilidad, pero no se puede determinar ni controlar todos los resultados que lo afectan. Es importante recordar con frecuencia que se está haciendo lo mejor que se puede, que no se puede controlar todo.

Dejar ir el control no es una debilidad, podría convertirse en la mayor fortaleza.

La diabetes Tipo 1 requiere cuidado las 24 horas del día. Los cuidadores de niños que viven con cualquier enfermedad crónica tienen una carga única, lo que genera un costo emocional para el que nunca ha habido una guía clara. Para el cuidador/a son muchas las demandas, múltiples los cuidados que hay que proporcionar y pocos los momentos de desconexión. No sería extraño que el cuidador principal corra el riesgo de ir agotándose en esa tarea y deba encarar el llamado burnout del cuidador , que se caracteriza por un desgaste físico, emocional y mental del que cuida. Por ello se recomienda que el cuidador pueda compartir las tareas con alguien de su confianza, y que pueda expresar sus emociones además de pedir ayuda sicológica para poder sobrellevar esta responsabilidad de la mejor manera.

Fuentes: * Hospital Sant Joan de Deu * ADA ; American Diabetes Association

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